El Gerente Neurótico
Los gerentes más preocupados por el éxito, con frecuencia experimentan elevadas cuotas de ansiedad, pues sus expectativas de desarrollo y logros personales suelen ser muy altas; mientras que, la posibilidad de fracasar es un tema de preocupación frecuente que pueden hacerlos sentir amenazados y desesperanzados.
Estos gerentes suelen estar inmersos en loops viciosos de ambición, autoexigencia, presión y preocupación excesiva debido a la anticipación del posible fracaso que los conduce a convertirse en competidores despiadados, capaces de hacer todo lo que esté a su alcance para lograr sus objetivos, y ¿por qué no? para desplazar también a sus rivales reales o potenciales.
A pesar de su inclinación ansiosa y agresiva, los gerentes neuróticos pueden desempeñarse generalmente de una manera eficaz. En apariencia son normales, en ocasiones líderes encantadores a su propia conveniencia, capaces de dar la impresión de ser lo suficientemente habilidosos para llevar a cabo las responsabilidades propias de su posición. Lo que si es seguro, es que nunca se arriesgan a perder la única oportunidad que tienen de generar una primera -buena- impresión.
De hecho, suelen ser capaces de producir tanto calidad como cantidad, sin mayor dificultad. Tanto así, que por su completa dedicación al trabajo resultan MUY atractivos a los ojos de la alta gerencia, que no duda de promoverlos con rapidez hacia posiciones de mayor poder, impacto y responsabilidad; lo mismo sucede con los cazatalentos, quienes los convierten en el objeto de deseo y el «trofeo» que se proponen captar y ofrecer a las organizaciones de la competencia en el marco de «la guerra por el mejor talento».
Si bien, este peculiar gerente da la impresión de ser muy seguro de sí mismo; en realidad puede llegar a ser todo lo contrario y en medio de su duda compulsiva, podría experimentar altos niveles de inseguridad y frustración. Esta dinámica de conflicto interno y fachada externa, representa una fuente de ansiedad y estrés para estos gerentes, que ante la presión laboral, podrían optar por renunciar a su vida personal, incurrir en la multitarea, involucrarse en extensas jornadas laborales y hasta convertirse en una víctima más del «síndrome de la vida ocupada», etiqueta que además adoptan con la mayor de las arrogancias en su afán de superar las expectativas y lograr los resultados.
A los gerentes neuróticos, se les dificulta relajarse, lo que en ocasiones se debe a sus preocupaciones excesivas o sus estallidos de mal humor. Su estilo gerencial se inclina fácilmente hacia los extremos del autoritarismo y la autocracia, lo cual tiende a impactar negativamente sobre el clima laboral, generando desconfianza entre sus colaboradores y propiciando tanto la frustración como la desmotivación de todo el equipo.
En general, la pérdida de la estabilidad personal le conduce a la pérdida del control de su puesto; así como también, a la experimentación de síntomas físicos, enfermedades, adicciones conductuales y hasta burnout, lo cual se traducirá en el deterioro de su desempeño y eventualmente en el abandono laboral.
Por su rapidez de acción, el gerente neurótico se afana por llegar a la cima, aunque esto signifique exponerse al riesgo de perder la compañía de otros y su salud mental, en la carrera por el éxito en la organización.
Cuando estamos rodeados por gerentes neuróticos, es bastante probable que formemos parte de una organización neurótica. Pero descuida, que la neurosis gerencial no se trata de una enfermedad, sino de una situación estructural que se puede mejorar.
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